viernes, 22 de noviembre de 2013

Disfruta de estar enjabonarle, pareciéndole muy agradable pasar las manos por la piel de éste, sentir esa tersura en sus manos, incluso era suave, le sorprendía que la piel de un soldado experimentado como éste resultara tan suave. Sonrió de mientras le tocaba bajo la excusa de que quería echarle jabón, no es que pretendiera otra cosa tampoco, no quería ser tan osado ni tampoco quería pasarse con ese tema... ¿o tal vez sí? Estaba un poco confuso con aquella relación que había iniciado con Rivaille, le deseaba, y sentía muchas otras cosas por éste, también podría decirse que le intimida, le asustaba y a veces le molestaba su actitud, pero era admirable, valeroso... diablos, le volvía loco.

Cuando le lava la espalda éste se gira y le exige lavarle las piernas, haciendo que se agache y alzando una ceja con una ceja alzada, mirándole ceñudo. -¿Sabe? No es necesario que me lo diga así, como una orden...- murmura quedándose un momento de ese modo, levantándose y encarándole un momento antes de empujarle un poco contra la pared. -Soy tu amante...- susurró en voz baja, mirándole a los ojos.
Finalmente se mete al agua y comienza a enjabonarme diciendo que "solo será un pequeño enjabonamiento inocente y que sus manos se portarán bien". Ante lo cual permanezco con los ojos cerrados, dejando que me enjabonase, sintiéndole hacerlo por el pecho y el abdomen y me pongo de espaldas para que me lave, tras lo cual me vuelvo a girar y me pongo de frente mirándole.
Lava mis piernas de una vez ya que comenzaste con esto... - Le empujé suavemente hacia abajo mirándole desde arriba, intentando no haberme fijado en su cuerpo o en su mirada, o en lo que me gusta esto y que esté así a mis pies.

sábado, 14 de septiembre de 2013

Su mirada le hace avergonzarse al ser observado de aquella manera, él de por sí siempre se había sentido intimidado ante la fuerza de aquellos ojos, aunque ahora era algo distinto, había algo más en el modo que le miraba su superior, era... deseo, y eso le hizo tragar saliva un poco nervioso, pero a la par se sentía muy deseoso. ¿Era algo de lo que le pudiera culpar? Era un adolescente, suficiente era que nunca antes hubiera tenido esa clase de pensamientos y deseos, cosa no muy frecuente en chicos de su edad, pero ahora los tenía y era imposible ignorarlos.  Sus hormonas estaban revueltas, ese hombre se las revolvía salvajemente ante su simple presencia, deseaba ser tocado, acariciado, besado y tomado por el mayor cuanto fuera posible. Y a la vez le daba verguenza sentirse de aquella manera, se sentía como un especie de pervertido, aunque al mayor no parecía desagradarle todo aquello.

Entonces le responde y le mira algo sorprendido y ruborizado, tragando saliva, sintiéndose más deseado que en ningún momento por éste, esbozando una pequeña sonrisa y tomando el jabón para echarse un poco entre sus manos. -Solo es... un pequeño enjabonamiento inocente, sargento- murmuró acercándose lentamente al mayor, y había poca distancia de por sí entre ellos en ese momento, alzando una mano para pasar las manos lentamente por el pecho de éste. -Mis manos se portarán bien...- susurró recreándose en lo bien formado que estaba éste, su pecho tenía unos abdominales muy marcados y sexys, era imposible pasarlo por alto, y sus manos se deslizaban por su piel a placer.
En el momento en el que Eren se me pone en frente plenamente desnudo mientras el agua le recorre y empapa fue una visión muy sensual como para evitarla. Mis ojos le recorrieron despacio, deseosos cual si le acariciasen al rodar por su cuerpo y rostro. Eren es verdaderamente hermoso, imposible no notarlo. La primera cosa que se percibe de manera más impactante es su intensa y verde mirada bajo esas cejas espesas de color oscuro. Tal contraste le hace sumamente distinguible ante el resto. Su suave cabello y voz son armoniosos complementos que intensifican y enmarcan la belleza de su rostro junto con su hermoso mentón apenas perceptiblemente perforado por un hoyuelo que le hace lucir tan deseable. Su cuello y piernas largos y torneados, sus brazos y torso de una delicada y tonificada belleza. Absolutamente todo es bello en Eren. Tanto que mis ojos podrían divagar sin prestar antención a cosas como el tiempo mientras lo exploran.

Entonces me pregunta si deseo que me enjabone.

Este chico realmente me provoca así no sea su intención de forma consiente. 

Sus ojos me miraban de un modo que hacía a los míos mirarle de vuelta con una mirada sin piedad, en el sentido de contención a mis deseos provocados por él.
- Si me tocas tendré que volverte a hacer mío Eren. - Mis ojos no podían apartarse de los suyos mientras le dejaba claro cuanto le vivo deseando.
- Así que ten cuidado donde me pones tus manos. - Le advertí dejándolo a su discresión y cerré mis ojos por unos instantes para poderme mantener cuerdo.
Se estaba empezando a arrepentir de haberle sugerido aquello cuando la voz de éste le sacó de dichas cavilaciones, pidiéndole que le siguiera, a lo que asintió con la cabeza. No es que pretendiera hacer nada en el baño, ¿o sí? No estaba seguro, pero deseaba disfrutar de su tiempo a solas todo cuanto fuera posible a sabiendas de que posiblemente pronto llegaran todos los demás, momento en la que esos momentos de intimidad se detendrían, si bien no por completo sí considerablemente, aunque esperaba de corazón que no se detuviera del pronto. Según las propias palabras de éste aquello iba a continuar, así pues ambos eran amantes, así que en algún momento algo pasaría, o eso era lo que esperaba. ¿De donde salían tantas ansias por el sargento? Era como si el mayor hubiera abierto una puerta que salvaguardaba toda una poderosa pasión que ahora fluía sin parar. 

Siguió a éste en completo silencio, con las mejillas ruborizadas con suavidad hasta que entraron en el baño, mirando al mayor mientras se desnudaba sin mirarle, estando de espaldas, pero pudiendo disfrutar de aquella imagen, quedándose como atontado mirándole, con sus mejillas ahora más encendidas ante aquel perfecto cuerpo desnudo. Le ve meterse bajo la ducha y entonces recuerda que deseaba ducharse con éste, por lo que se desnuda también y se acerca a la ducha, ingresando en ella colocándose delante de su superior, y sintiendo el agua sobre su cuerpo y cerrando un momento los ojos, volviendo a abrirlos y viendo a éste empapado delante suya, fijándose en aquel cuerpo desnudo y mojado, el agua corriendo sobre éste. Era una imagen demasiado excitante y tentadora. -¿Quiere que le enjabone?- preguntó en voz baja. 
Me marchaba de ahí pero no llegué a dar suficientes pasos cuando escuché la voz de Eren formulando quella pregunta. Por supuesto, aunque lo hubiese dicho en voz baja le escuché, era imposible no hacerlo con tanto silencio y con mi atención puesta en él, especialmente en estos momentos. De modo que aunque estaba de espaldas giré mi rostro y parte de mi torso para mirarle y comprobar que en el suyo sus mejillas arden haciendole lucir exquisito.

Este chico...

Me vuelvo a girar dandole la espalda.

No sabe cuanto me provoca.

Sonrío sin que pueda verme.
- Sígueme. - Vuelvo a caminar imaginándole seguirme mientras mis pasos nos dirigen al baño.

Una vez ahí me despojé de mis ropas sin mirarle, pues el simple hecho de hacerlo me respresenta algo irresistible y no quiero que se note que se ha vuelto una debilidad inegable para mí. De modo que al abrir las llaves del agua y verla correr tras regular su temperatura hasta hacerla agradable ingreso a la ducha y dejo que el agua me acaricie un rato intentando que mi cuerpo se relajase en lo posible, para entonces comenzar a ducharme. 

jueves, 5 de septiembre de 2013

Disfrutó de aquellos besos y mordidas que se daban, sobre todo por el comportamiento tan inusual de Rivaille en ese momento, deseando aprovecharlo por cuando durase, esbozando una sonrisa con las mejillas rojizas, aunque alzó una ceja cuando le llamó mocoso insolente, cosa que tampoco importaba demasiado, y menos en ese momento, cuando podía permitirse disfrutar de aquella forma del mayor, y más cuando reiteró que era suyo, lo era, y saber que serían exclusivos era algo que inevitablemente le hacía sonreír. Aunque realmente no sabía que haría si se encontraba en la situación de que su sargento estuviera con alguien más, pensaba que golpearía a aquella tercera persona sin dudar, ¿pero podría? No por miedo a golpearlo, sino por la situación en sí, porque sería alguien a quien Levi querría tener cerca, era confuso, pero era mejor no pensar en eso porque el mayor le dejó claro que eso no iba a pasar, y ante todo era un hombre de palabra, o eso era de lo que estaba completamente convencido.

Jadeó algo excitado cuando éste le dijo que le podría follar todo el día, tragando saliva mirándole mientras era tomado del mentón, viéndole a los ojos. Aunque le sorprende cuando éste se aparta de repente dándole la ropa para ponerse su pantalón, viéndole algo aturdido, como si la repentina ausencia del calor de su cuerpo bastara para aturdirle. ¿Se había enfadado? No lo parecía realmente, aunque con aquella expresión era difícil confirmarlo, por lo que cogió la ropa y se le quedó mirando, asintiendo con la cabeza y dudando un poco, se sentía extasiado por lo de hacer un momento, tal vez por eso tuvo el siguiente atrevimiento, acercándose solo un poco a éste. -¿No quisiera... un baño juntos?- preguntó en voz muy baja y con sus mejillas enrojecidas, se preguntaba si se estaba tomando demasiadas confianzas con el mayor, pero de verdad que aquello era tan nuevo para él que no sabía donde estaba el límite, solamente decía lo que se le pasaba por la cabeza, lo que deseaba y ansiaba.