Su mirada le hace avergonzarse al ser observado de aquella manera, él de por sí siempre se había sentido intimidado ante la fuerza de aquellos ojos, aunque ahora era algo distinto, había algo más en el modo que le miraba su superior, era... deseo, y eso le hizo tragar saliva un poco nervioso, pero a la par se sentía muy deseoso. ¿Era algo de lo que le pudiera culpar? Era un adolescente, suficiente era que nunca antes hubiera tenido esa clase de pensamientos y deseos, cosa no muy frecuente en chicos de su edad, pero ahora los tenía y era imposible ignorarlos. Sus hormonas estaban revueltas, ese hombre se las revolvía salvajemente ante su simple presencia, deseaba ser tocado, acariciado, besado y tomado por el mayor cuanto fuera posible. Y a la vez le daba verguenza sentirse de aquella manera, se sentía como un especie de pervertido, aunque al mayor no parecía desagradarle todo aquello.
Entonces le responde y le mira algo sorprendido y ruborizado, tragando saliva, sintiéndose más deseado que en ningún momento por éste, esbozando una pequeña sonrisa y tomando el jabón para echarse un poco entre sus manos. -Solo es... un pequeño enjabonamiento inocente, sargento- murmuró acercándose lentamente al mayor, y había poca distancia de por sí entre ellos en ese momento, alzando una mano para pasar las manos lentamente por el pecho de éste. -Mis manos se portarán bien...- susurró recreándose en lo bien formado que estaba éste, su pecho tenía unos abdominales muy marcados y sexys, era imposible pasarlo por alto, y sus manos se deslizaban por su piel a placer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario