Se besaron de un modo sumamente intenso, sintiéndose apresado contra el suelo con el cuerpo de éste sobre sí mismo, y la sensación no era en absoluto desagradable, al contrario, le gustaba tenerle de aquella manera, besándose de tal forma, entrelazando sus lenguas en una danza húmeda y caliente entre sus bocas, jadeando cuando éste se apartó de sus labios, recuperando el aliento después de semejante beso. Sus palabras le sorprendieron un poco, sonrojándose, él no había hecho nada, ¿no? Fue Rivaille el que se le puso encima, o eso creía, la verdad es que ese hombre le hacía comportarse de un modo un tanto impulsivo sin darse cuenta, aunque de por sí él tendía a ser bastante impulsivo. -Usted me provoca a mí, sargento...- susurró en voz baja, por sus simples palabras se sentía sumamente incitado por éste.
Cerró sus ojos disfrutando de los besos y mordidas por su rostro, suspirando placenteramente ante aquello, abriendo los labios cuando éste le dijo aquellas cosas que resultaban tan reconfortantes de oír, bastante satisfecho de haber conseguido aquello. -Como usted desee... siempre y cuando también sea mío- susurró, era su condición a todo aquello, si el mayor era suyo estaba dispuesto a cualquier cosa que deseara. Éste le besó, pero no lo hizo como solía hacerlo, estaba resultando mucho más suave, cosa que le sorprendió, éste era más intenso y pasional que otra cosa, brusco en ocasiones, pero la verdad es que no era nada molesto o desagradable que se comportara de ese modo, era un cambio agradable. Con sus manos libres le acarició el cabello mientras respondía a aquellos besos. -Sargento...- susurró en voz baja, cerrando los ojos y besando lentamente sus labios, después su mentón.
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