martes, 27 de agosto de 2013

Su olor, el perfume de sus cabellos, la suavidad de los mismos cosquilleandome sus puntas en la cara al estar así de cerca, la de sus manos al sentirle mis dedos, todo era tan tentador, y para colmo no conforme con eso se voltea y queda estático mirándome de frente. Esos ojos, por dios, ¿Si quiera tendría idea de lo que me encienden? Su sola mirada es algo muy provocativo ante mí. Tanto que en ese momento me sentí incapáz de pretender de forma tan perfecta y simplemente le tomé del mentón. Ese firme mentón con una suave hendidura en un pequeño hoyuelo que le hace aún más tentador ante mi vista. Miro sus espesas cejas, contraste a esos ojos tan intensamente verdes y sus pálidos labios algo enrojecidos al igual que sus mejillas que era suavemente acariciadas por las puntas de su flequillo. Y viéndole así me preguntaba, ¿Es que acaso hay duda de que Eren me enloquece? La respuesta es ninguna. No hay ninguna duda al respecto.

Mi cuerpo recuerda al suyo y a sus latidos, a su respiración, a todo. Solamente deseaba saberlo diciéndose mío aunque fuese impuesto por mí. En estos momentos tal deseo era demasiado intenso como el de volverle a sentir. Bajo ese tentador deseo, le miré a profundidad y atraje su mentón deslizándo mi dedo pulgar por la superficie de sus labios con esa misma mano con la que le sujeto por el mismo mientras lo hacía.
- Dime una vez más a quién perteneces. 

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