martes, 27 de agosto de 2013

Cuando éste le mira siente que le flaquean un poco las piernas, aquella mirada tenía una fuerza abrumadora, resultaba totalmente imponente, algo que desde que le conoció había percibido, pero que hora conseguía imponerle con mucha más brusquedad. A sus anteriores sentimientos que le provocaba de miedo, respeto y admiración, ahora se le sumaban otras emociones que le aturdían y no era del todo capaz de clasificar, solamente sabía que deseaba tenerle cerca, sentirle como le había sentido aquella noche. Era todo muy confuso, nunca antes había deseado a nadie, y ahora deseaba a otro hombre y a su superior, era todo muy incorrecto, ¿no? Pero nada de eso no habría pasado si el mayor no lo hubiera empezado... aunque todo realmente empezó por el incidente del día anterior, cuando Rivaille cayó sobre él y se besaron de manera accidental. Todo aquello le provocó emociones confusas, cosas que nunca sintió y que evidenciaban que era muy joven para muchas cosas. 

Traga saliva mirándole paralizado, no era capaz de mover un músculo, tampoco quería en parte, deseaba internamente que pasara cualquier cosa, deseaba juntar sus labios a los de éste de forma intensa y agobiante, pero no haría algo como eso así por las buenas, sobre todo cuando éste parecía querer seguir actuando como si nada hubiera ocurrido, cosa que le entristecía inevitablemente. A pesar de todo murmura lo de la bebida en voz baja, intentando darse valor para apartarse, pero definitivamente no moviéndose de donde estaba. Pero éste alza la mano y le toma del mentón, estremeciéndose sorprendido por el gesto y ahora mirándole en silencio, siente que le atrae un poco y le acaricia los labios con un dedo, entrecerrando un poco los ojos sin dejar de verle, y finalmente le hace aquella pregunta, mirándole a los ojos. Podría repetírselo las veces que deseara. -Le pertenezco a usted...- susurró en voz baja, y en un impulso que no fue capaz de controlar se inclinó un poco hacia este y acortó la poca distancia que separaban sus labios en un beso suave, cerrando un momento los ojos, pero apartándose enseguida de su boca cuando se dio cuenta de lo que acababa de hacer. -L-lo siento- murmuro ruborizado. ¿Se había pasado de la ralla?

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