Qué deliciosos sonidos escapaban de su garganta y qué deliciosa forma de moverse y arquearse aún cuando me llamaba señor entre tartamudeos y decía que eso no estaba bien y que no deberíamos hacerlo.
- ¿Y qué? nadie se va a enterar, ¿o sí? - Devoraba aquél pezón con tantas ganas como si pudiese llegar a amamantarme con este.
- y aún cuando lo sabes y lo dices... - Jadeaba yendo al otro pezón a mordisquearlo un poco.
- No dejas de sentirte tan caliente y excitado como yo... Y esa es la única verdad... - Busco sus labios ahora y los muerdo tirando de su inferior hasta que escapa de mis dientes.
- ¿No es así? Eren... - Le hundo nuevamente mi lengua dentro de su boca y la revuelvo apasionadamente como si le fuese a ahogar con ella por culpa de tal pasión. Sus caderas se movían de forma tan deseosa y a la vez tímidamente que era una exquisita mezcla tentadora. Me sentía tan abrumado que le eché sobre la cama y comencé a besarlo nuevamente por el mentón, cuello, hombros y pecho casi con desespero mientras ocasionalmente nos hacía rodar y no paraba de hacernos frotar mientras embestía contra su miembro y nos tocaba.
- No te reprimas Eren.... quiero sentir tu deseo de forma intensa... - Susurré besando sus costados, vientre, bajo vientre y caderas volviendo a subir a atacar sus labios, sitniendo en ese momento como nuestros pezones se frotaban tan duros como nuestras puntas se restregaban, y por consiguiente volvía a sentir el fuerte latido de su corazón excitandome aún más si se podía. Era tan dulce que no dudaba que correrme con él iba a ser una total delicia.
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