lunes, 26 de agosto de 2013

No quería ser una carga en absoluto, quería serle de ayuda, y que no se preocupara demasiado por su estado, de verdad que se sentía bien, lo cierto es que se sentía de maravilla quitando la molestia que sentía y su confusión respecto a todo. ¿Por qué se sentía tan bien realmente? Había muchas preguntas que se hacía, tenía muchas dudas, y no tenía a nadie a quien consultárselas, por desgracia, no es que tuviera a nadie con la suficiente confianza allí para contar cosas así, y realmente siquiera a sus mejores amigos podría hablarle de aquellos temas, y muchísimo menos a Mikasa, a saber que cara pondría con algo como aquello, y eran tan protectora que seguro que odiaría a Rivaille o algo así, y pensaría que le obligó a hacer aquellas cosas. Pero no fue así, si no hubiera deseado lo que sucedió no habría pasado, siquiera habría accedido a morder sus labios, como pago a su pérdida a las cartas, si realmente no hubiera deseado volver a sentir aquellos labios que ya sintió por accidente. Le gustaba Rivaille, al principio fue atracción, y ahora podría decir que si que le gustaba, considerablemente, mucho. Aunque pensaba que aquello era totalmente incorrecto, pero no fue él quien empezó todo aquello, ¿no? Fue Rivaille, y él sencillamente se dejó llevar.

Después de sus palabras con afán de que le dejara ayudarle, en las que además admitió que lo que sucedió era algo que deseó, aunque a su modo lo admitió, claro, el mayor se limitó a darle órdenes con la comida, asintiendo algo abrumado y obedeciendo, lavándose las manos mientras pensaba en como éste había ignorado parte de sus palabras, suspirando suavemente. Aquello le hizo sentirse un poco tonto, no, muy tonto, no debió decir nada, lo que debía hacer era lo mismo que éste, olvidar lo que había pasado, hacer como si nada sin más, no pensar en ello... ¿pero como no iba a pensar en eso? Para él fue importante, pero seguramente el mayor tendría costumbre en ese tipo de cosas, a fin de cuentas era un adultos, y él... bueno, no era tan, tan adulto. 

Suspirando con el semblante entristecido cogió el cuchillo luego de secarse las manos, cortando las patatas tal y como este le había pedido. ¿Por qué se sentía así? No es como si se hubiera pensado que Rivaille iba a tener más en cuenta lo sucedido, ¿no? Pero de todas formas se sentía mal porque él lo tenía muy en cuenta, tal vez demasiada.  Terminó de cortar las patatas distraídamente y silencioso. -¿Qué vamos a echarle a la ensalada, señor?- preguntó en voz baja y sin mirarle. 

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