miércoles, 28 de agosto de 2013

Me gustaba escuchar la voz de Eren y ver que se iba percatando de mis verdaderos deseos.
- Me gusta escucharte decirlo, ambas cosas, y me gusta escucharte decirlo constantemente. Me gusta demasiado Eren. - Le admití abiertamente elegrándome de este moento en particular y deseando tantos otros.
- Te pido entonces lo mismo Eren, que nunca dudes de mí, porque tal y como me has dicho y confirmado que eres mío, yo te digo que no te ignoraré, que en realidad nunca lo hice, que ni yo mismo sé porque, pero que lo sé. De modo que por más que creas que esté siendo frío o indiferente contigo o incluso tratandote mal, te diré desde ahora que si debemos fingir ante los demás cuento con que puedas resistir ese tipo de comportamiento en mí hasta que podamos estar como ahora. - Tras explicarle esto me acerqué a besar su frente  al sentirle acomodarme su ardiente rostro sobre mi hombro con mis ojos anteriormente cerrados.
- Haz siempre lo que yo diga, aunque parezca absurdo, simplemente no dudes y hazlo. - Le pedí antes de sentirme tan relajado de esa manera que podría conciliar el sueño en cualquier instante.
- Buenas noches Eren, que descanses. - Murmuré.

No hay comentarios:

Publicar un comentario