Le siente complacido ante su forma de actuar, cosa que le alegraba y le extasiaba mucho, le encantaba el modo de mirarle y hablarle del mayor, como le tocaba y como se movía contra su cuerpo. Cuando correspondió a su beso y reaccionó a su sonrisa le hizo incluso arrepentirse de no haberle mordido antes al ver como le gustaba y como reaccionaba. Aunque incluso en una situación tan pasional se controlaba por varias razones, por no herirle demasiado y porque de verdad podrían preguntar los demás si llegaban y veían a éste con su labio tan herido, pero de todas formas si que le mordió fuerte, hiriendo su labio y percibiendo su sabor a sangre, gustándole saborearle además de aquella manera, dándose cuenta de que deseaba desabrocharle de todas las formas que pudiera. De verdad, ese hombre le volvía loco, le había desquiciado de alguna manera, le había corrompido y deseaba dejarse corromper mucho más.
Cuando se autopenetra se sienta nuevamente en el paraíso al que éste le llevaba cuando le hacía suyo, le gustaba esa posición, poder montarle como quisiera, a su antojo, sentir que llevaba las riendas de alguna manera, era una sensación desquiciante, aunque de todas formas le gustaba cualquier forma que adoptaran para aquello, de todas formas debía de ser placentero, excitante. Cierra los ojos y se arquea cuando éste le aprieta las nalgas, moviéndose de aquella forma sobre éste, cabalgándole, montándole frenéticamente, como si no hubiera mañana Tal vez sea eso lo que más le gustaba de todo aquello, provocar aquellas reacciones en éste, pensar que solamente con él sacaba ese lado tan excitante, aunque pensara que claro que ya había tenido experiencias antes, era demasiado bueno en aquello, pero quería pensar ahora solamente le pertenecía a él. La nalgada le hace gritar incluso, entre la queja y el placer, esbozando una sonrisa de lado, mirándole a los ojos y oyéndole hablar con toda aquella pasión, acercándose a su oreja y se la mordió un poco, lamiéndosela. -Cuanto quiera, sargento...- susurró en respuesta, posando las manos sobre el pecho de éste, gimiendo potentemente cuando le masturbó, empujándole contra el suelo para dejarle recostado, deteniendo solo un poco el mover de sus caderas para lamerle el pecho letamente, subiendo a su mentón y mordiéndolo, volviendo a subir a sus labios y entregándose a éste en un beso salvaje, volviendo a apartarse de su boca con hilito de saliva entre ambos labios, relamiéndose y reanudando sus movimientos llenos de éxtasis. -N-no aguantaré mucho más...- masculló tembloroso, tratando de moverse de una manera más brusca, llevando a sentir un dolor que le hizo estremecerse de placer.
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