Le hubiera gustado que éste entrara cuando hubiera acabado de trabajar, pero tampoco tenía culpa de no haber terminado, si había tardado era porque pretendía realizar correctamente su trabajo, si iba con prisas podría dejarse polvo, aunque fuera un poco, y sabía que eso no agradaba al sargento. De todas formas no creía que fuera a molestarse mucho si había suciedad cuando todavía no había acabado de limpiar, ¿no? El resto estaba bastante decente, en su opinión. En todo caso miraba al mayor nervioso, mayor en cuanto edad, la verdad es que le sacaba varios centímetros, aunque eso no significaba nada, ese hombre era letal, duro y de verdad temible. Aunque dudaba que nadie fuera a infravalorarle por cosas así, porque era alguien conocido y admirado, y porque con esa mirada pensaba que podría helar a cualquiera. Aunque de verdad le agradaba esa persona, por lo que representaba, por su valentía, por haberle ayudado, aunque no hubiera sido por simpatía a su persona, sino porque su poder de titan les era valioso, aun así de verdad le debía mucho.
Le vio inspeccionar un poco la habitación y alzó ligeramente una ceja, esperando que tuviera en cuenta que no había acabado, y por sus palabras al menos eso parecía. Cuando le dijo que iba a ayudarle enrojeció avergonzado, no necesitaba ayuda para algo tan tonto, le hacía sentir como un especie de inútil, y no lo era en absoluto. -Señor, no hace falta que me ayude, seguro que tiene mejores cosas que hacer- suspiró cuando éste le tiró la mascarilla los guantes, prefiriendo no insistirle más y colocárselos. -Sí, señor- murmuró pasando un trapo por una mesa, pensando en ponerse a barrer y fregar ahora, al menos en la otra parte de la habitación.
En ese momento oyó un crujido, antes de que pudiera reaccionar sintió un golpe, como algo caía sobre él y le tiraba al suelo, y seguidamente un contacto tibio y húmedo en sus labios. Tardó unos segundos en ser consciente de lo que estaba sucedido, de que el sargento había caído por las escaleras sobre él, que por el impacto sus labios se habían chocado accidentalmente, y que además la estantería cayo sobre ellos, lo que hizo prolongar unos segundos eternos el incidente, y no pudiendo evitar un extraño hormigueo en su estómago, hasta que su superior se apartó con un gesto que de verdad le asustó, poniéndose en pie aturdido, nervioso y con el corazón galopando en su pecho. Su primer beso, ¿había sido con otro hombre? ¿Y precisamente con él? Y lo raro es que no estaba seguro de si aquello le había resultado desagradable o no. ¿Pero qué diablos? -¡N-no diré nada, señor!- elevo la voz nerviosamente y con las mejillas enrojecidas, aunque en primera estancia había pensado en preocuparse por el golpe, pero las palabras de éste le pusieron nervioso, ¿y a quien diablos quería que le contara algo tan vergonzoso cono aquello? No era idiota. No sabía siquiera porque por la mente de Rivaille podía pasar que fuera a decir algo, no es solo que se hubiera caído, eso le involucraba vergonzosamente a él. -Sí, señor- dijo de inmediato, viéndole salir de la estancia, y entonces llevándose una mano a los labios, confuso por lo sucedido, quedándose unos ratos así y reaccionando pasándose la manga por los labios. -Hoy me he levantado con el pie izquierdo- murmuró para sí, negando con la cabeza y volviendo a ponerse manos a la obra a limpiar.
Esta vez evitó coger escaleras y se limitó a coger sillas para subirse a terminar de limpiar las estanterías, además de que tuvo que volver a colocar bien la estantería que se había caído, y para finalizar barrió y fregó la habitación. Y en todo momento su mente se desviaba sin querer, y para su disgusto, a lo que había sucedido con el sargento. Se preguntó si cuando volviera seguiría de tan mal humor, aunque siquiera había sido culpa suya, no fue culpa de nadie, solo de esa maldita escalera. Suspiró y se apoyó en la pared, cerrando los ojos, lo mejor era tratar de olvidar ese incidente cuanto antes, aunque no sabía como podría mirar a la cara a su superior cuando volviera.
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