La partida fue avanzando y se había quitado bastantes prendas, estando avergonzado, y los dos estaban igual, pero claro, lo malo es que por su parte había demorado mucho y se había quitado cada botón por ejemplo de su camisa contándolo como una pieza, pero sin embargo Rivaille no había hecho y se había quitado cada prendas en sí, siendo consciente de que realmente éste iba muy por delante, y de que de por sí ya había perdido, pues de no ser por aquello estaría ya desnudo. El caso es que su sargento no se había quejado al respecto en ningún momento y sencillamente habían continuado con el juego, seguramente tenía tan claro que era el ganador que ni quería comentarle aquello. Alzó una ceja, ¿cuando creyó que iba a ganarle? De verdad que le estaba dando una "paliza" a las cartas, como cuando jugaba con Armin, aunque con su amigo nunca apostaba ni hacían aquello de quitarse prendar al perder una mano, pero el caso es que a ese hombre se le daba demasiado bien, de verdad parecía que fuera su día de suerte, no obstante no se arrepentía de haber aceptado la apuesta por la sencilla razón de que no quería mostrarse temoroso de perder o algo así, sobre todo por un juego tonto.
Miró un momento a éste y le vio con la camiseta abierta, volviendo a enrojecer, pues ya llevaba un rato desde que se empezaron a ocupar de esas prendas, de aquella forma ruborizada. No entendía porqué sus ojos se le iban de vez en cuando para observarle, ¿acaso le gustaba lo que veía? Se sentía confuso y se preguntó si todo era culpa del beso accidental y que se le estaba simplemente yendo la cabeza, porque no podía ser que sencillamente se sintiera... ¿atraído por Rivaille? Tragó saliva y se negó aquello a sí mismo mientras jugaba un poco distraído. -¿Qué?- le miró cuando le mandó retirarse otra prenda, aunque pensó que le pediría que le quitara la camiseta antes que nada, pero le pidió el pantalón, refunfuñando y acercándose con sus mejillas rojas para quitarle aquella prenda deprisa, sin mirarle a la cara, apartándose de inmediato. -Este juego es un poco raro...- murmuro jugando, ahora más distraído, hasta que tuvo que quitarse el pantalón, ¿qué diría Mikasa su le viera en aquella situación? Tragando saliva se agachó un poco y se quitó el pantalón, y ahora estaba un tanto acurrucado en la cama sentado, con sus mejillas rojizas y evidentemente cohibido. Suponía que la ropa interior no habría que quitársela, ¿no? Al menos esperaba que no, pues por como iban las cosas estaba claro quien se las iba a tener que quitar, y no quería quedarse desnudo frente a ese hombre. -Ganaré...- murmuró para sí, en voz baja, tratando de concentrarse en ganar la partida, pero costándole demasiado trabajo hacerlo.
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