Gruñe un poco cuando le agarra del cabello, pero sinceramente, ese tipo de cosas le encantaban, que se comportara brusco, que se dejara llevar y que le tomara de aquella forma, que le agarrara tal y como se le antojara, de cualquier forma se le hacía perfecto. Lamió su pecho y luego ascendió a aquellos labios que le perdían tanto, dándose un beso totalmente frenético, salvaje, totalmente pasional, desenfrenado, era doloroso y a la vez placentera, y notaba el sabor de la sangre de ambos, provocado por tremendo beso y por la herida de la mordida de antes a su amante.
Tuvo que apartarse de su boca para poder moverse mejor, oyendo aquellas palabras que solo conseguían encenderle aun más de lo que ya estaba, y era mucho decir, siendo ayudado por éste, el cual le agarraba de las nalgas y le hacía moverse en un punto que las piernas le temblaban tanto que se movía de una forma un tanto más torpe. Los movimientos que hacía éste con las caderas igual ayudaban a que el placer aumentara tanto que le llevó al borde del éxtasis, arqueándose y echando su cabeza hacia atrás, con el cuerpo muy sudoroso, cerrando los ojos cuando sintió y oyó al mayor llegar al orgasmo, cosa que propició que no pudiera soportar más tanto placer, estallando prácticamente en un intensísimo orgasmo, derramándose en la mano de éste y ambos abdómenes, que le hizo gritar fuertemente mientras arañaba el pecho del contrario. -¡¡Ri-Rivaille!!- se mordió los labios mientras la arañaba, jadeando bruscamente y luego dejándose caer agotado sobre el pecho de éste, con las respiración muy agitada, cerrando los ojos cansadamente. Quedándose de aquella manera sin poder creerse que aquello fuera tan increíble, si la primera vez ya fue totalmente placentero en aquella ocasión lo había superado con creces.
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