viernes, 30 de agosto de 2013

Continuaron de aquella manera, dándose placer mutuamente de aquella forma, degustando aquel miembro mientras el mayor hacía lo mismo. Le gustaba la sensación de aquel miembro en su boca, el sabor era extraño, no es que se asemejara a nada que recordara, era un excitante sabor a hombre, a Rivaille, y le agradaba el tacto en su boca, le gustaba sentirlo caliente y duro, y lo notaba endurecer incluso más entre sus labios, notándolo palpitante y húmedo, pudiendo degustar esa humedez con ganas, incitado, como si se le hiciera adictivo a su paladar. Y lo que éste le hacía a él ya no tenía nombre, ya le daba un placer maravilloso con solo tocarle con las manos, y el uso de su boca le estaba llevando al mismo paraíso, le hacía gemir, y aunque era ahogadamente por tener su miembro en la boca resultaba perfectamente audible, gozándolo infinitamente, moviendo sus caderas sin darse cuenta, desde la inconsciencia para poder sentirle mucho más intenso y profundo. Así mismo aquellos dedos en su entrada, hundiéndose una y otra vez de forma intensa, le estaba llevando a un nivel de placer y excitación que nunca pudo imaginar, deseándolo mucho más hondo en su interior. También le agrado oírle cuando empezó a chupársela, pensaba que estaría haciéndolo bien, y deseaba de corazón corresponder al placer que él mismo estaba sintiendo tan intenso.

Entonces éste detiene sus actos y hace que él detenga los suyos, mirándole con el rostro muy rojo, dividido entre la excitación, el éxtasis y la verguenza, con sus ojos algo vidriosos, jadeante, mordiéndose ligeramente los labios, mirándole como reprochándole el detener un momento tan bueno. Éste se puso en su espalda, levantándole una pierna, haciéndole gemir cuando sintió el roce de su hombría pegándose a sus nalgas y las caricias en su miembro, cerrando los ojos y moviendo las caderas para restregarlo contra éste, ido de deseo. Oyó su petición, aunque no habría necesitado pedírselo, se encontraba demasiado deseoso de sentirle en su interior como para aguantarse demasiado. -Rivaille... métamela, por favor...- rogó entre jadeos y movimientos sinuosos de sus caderas, llevando una de sus manos a una de sus nalgas para agarrársela y abrirse un poco, pegando la cabeza al suelo con los ojos cerrados. -La necesito dentro, se lo ruego...- añadió tragando saliva y totalmente sofocado.

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