jueves, 29 de agosto de 2013

Al parecer éste prefería comer antes que ir a lavarse, cosa que le parecía bien porque personalmente tenía bastante hambre, aunque ahora no sabía quien iba a ser el que preparara el desayuno, seguramente a Levi le saliera más bueno, ya le demostró que sabía cocinar muy bien, y él sin embargo... bueno, un desayuno no requería tampoco tanta maniobra como lo mismo un almuerzo o cena, tal vez si le saliera algo. -Está bien, cambiaré las sábanas- asintió con la cabeza pensando en que igualmente cambiaría las suyas. -Me daré prisa y subiré enseguida, sargento- dijo con una sonrisa, esperando a que éste abandonara el sótano y emitiendo un suspiro ensimismado, tocándose una de las mejillas. -¿Somos amantes?- preguntó para sí en voz baja. Nunca consideró cosas como aquellas ni remotamente, siquiera pensó nunca en salir con alguna chica, para él siempre uso cosas más importantes en las que pensar que eso. Sería que tenía que aparecer alguien especial que sacara ese deseo, ¿no? Y ese caso era Rivaille esa persona especial, ¿pero hasta que punto le era especial? Estar cerca de él le ponía nervioso y hacía que su corazón se acelerara, él le gustaba, y le gustaba de verdad. Aunque se preguntaba si todo aquello hubiera llegado a ocurrir si no se hubieran besado accidentalmente, que fue lo que le hizo empezar a sentirse extraño con éste, o porque el mayor se comportara así con el la otra noche.

Negó y corrió a coger sábanas limpias, haciendo ambas camas y dejando el sótano en orden antes de volver con entusiasmo a la cocina, viendo a Levi allí sin haber empezado a hacer nada, acercándose. -Ya estoy, ¿ha decidido ya que es lo que desea?- preguntó mirando también los alimentos de lo que disponían.

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