martes, 27 de agosto de 2013

Se notaba que le costaba saber que decir, probablemente porque no sabía si me disgustaría, pero solo deseaba que fuese sincero, fuera lo que fuera. Por suerte su respuesta es de que no le disgustaba, pero yo quería llevar su respuesta más allá.

 Vuelvo a deslizar mi dedo por sus labios sintiéndolos tan suaves y entre-abiertos como si me invitasen a besarlos.
En estos momentos no me molesta... - Aunque era la verdad, no era la verdad completa, sino una verdad a medias, pues deseaba escucharle decirlo siempre de ese modo y no me molestaría en ninguna ocasión fuera la que fuera.
- Eren... - Besé muy suavemente su cuello y comencé a retirarle uno d elos botones de su camisa deslizando un poco mis dedos por su piel descubierta. Entonces me detuve volviendolo a abrochar.
- Estoy seguro de que estás hambriento. - No supe el porque de mis acciones o porque las detuve, solo supe que Era debido a que me preocupaba realmente por Eren.
- Espero que te agrade lo que nos prepararé. - Tomé el cuchillo de las manos de Eren y le pasé unas limas.
- ¿Podrías preparar un jugo de frutas mixtas? - Pregunté con amabilidad pasandole algunas cuantas y volví a mi labor de preparar la ensalada. De alguna forma notaba que el simple hecho de estar cerca de Eren lograba que viese las cosas desde una perspectiva diferente y más agradable.

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