sábado, 31 de agosto de 2013

Intentaba enfocarme en la pesadez de mi cuerpo en estos momentos, pero lo cierto era que no podía simplemente no mirar a Eren. A su vez él me acaricia de una forma muy suave y sutíl que me gustaba mucho y sus ojos me miraban de un modo entre apenados y luminosos. Como si intentasen rehuir instintivamente pero de igual forma instintiva no pudiesen lograrlo del todo.

Me alegró, por supuesto aquel comentario retribuido hacia mí al anterior que le hube hecho acerca de su desempeño en la cama y no tarda en hacerme una pregunta que implicaba algo de apariencia personal.
- ¿De qué se trata? - Pregunté intrigado ante aquello que deseaba saber y que aún no había preguntado.

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